Drones cargados con explosivos detonaron el sábado cerca de donde el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, encabezaba un acto oficial con las Fuerzas Armadas, en lo que las autoridades han calificado como un intento de atentado contra el mandatario.
«Han intentado asesinarme el día de hoy», afirmó Maduro desde el palacio de gobierno al anunciar la captura de algunos de los presuntos autores materiales de dos explosiones que ocurrieron en las inmediaciones del acto militar en el centro de Caracas.
El gobernante, reelegido en los comicios de mayo pasado, responsabilizó del atentado a la derecha venezolana e internacional y señaló de forma directa al presidente saliente de Colombia, Juan Manuel Santos, de estar detrás del hecho, aunque no presentó ninguna prueba.
Horas después, el gobierno colombiano rechazó los señalamientos contra Santos. La Cancillería colombiana dijo en un comunicado que «ya es costumbre» que Maduro culpe a Colombia de cualquier tipo de situación y exigió respeto al dirigente.
Maduro precisó que algunos de los responsables del atentado están en el estado de la Florida, en Estados Unidos, y dijo que espera que su par estadounidense Donald Trump colabore en combatir a «grupos terroristas que pretenden cometer magnicidios».
Asimismo, atribuyó el atentado al «desespero» de la derecha por las medidas económicas que anunció la semana pasada sobre la reconversión monetaria, que implicará la eliminación de cinco ceros al bolívar a partir del 20 de agosto, y la derogación de la regulación sobre ilícitos cambiarios para flexibilizar el control de cambio vigente desde hace quince años.
«Si algún día me hicieran algo tendrían que verse esa derecha las caras con millones de humildes de obreros, de campesinos, de soldados en las calles haciendo justicia por su propia mano», indicó Maduro al asegurar que sólo él es garantía de paz en Venezuela.
Antes, el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, dijo en un mensaje en la televisora estatal, que siete guardias nacionales resultaron heridos.
Los hechos ocurrieron en la céntrica avenida Bolívar, cuando los «artefactos voladores de tipo dron» fueron activados en la cercanía de la tarima presidencial y en algunas zonas del desfile, agregó.
En medio de la confusión, un supuesto grupo autodenominado «Soldados de Franela», puso un mensaje en Twitter en el que asumió la responsabilidad del supuesto atentado y aseguró que su plan era sobrevolar dos drones cargados con explosivos C4, pero francotiradores los derribaron antes de lograr su objetivo.
«Demostramos que son vulnerables», dice el mensaje. «No se logró hoy, pero es cuestión de tiempo».
Las autoridades están investigando supuestos vídeos de algunos de los asistentes que podrían haber grabado el momento en el que un dron explotó en el aire en medio del acto, y se está tras la búsqueda del propietario de una camioneta blanca que habría huido del lugar poco después de las explosiones, dijo a The Associated Press un funcionario policial que pidió no ser identificado.
Sin embargo, bomberos en las inmediaciones del estallido cuestionaron la versión oficial. Dos bomberos y un estudiante de policía que hablaron con la AP bajo condición de anonimato por no estar autorizados a hablar con la prensa, dijeron que el incidente fue resultado de una explosión de gas dentro de un departamento cerca de donde Maduro hablaba.
El incidente tuvo lugar cuando Maduro pronunciaba un discurso ante cientos de militares con motivo del aniversario de la Guardia Nacional. El acto fue suspendido abruptamente y solo se observó, durante una cadena de radio y televisión, cómo algunos de los uniformados rompían filas y corrían hacia un extremo de la vía.
En medio de la transmisión se observa a la primera dama, Cilia Flores, que estaba a un lado de Maduro, que se sorprende ante las explosiones, de la que no se tiene audio ni imágenes, y comienza a mirar hacia el cielo junto al resto de las autoridades civiles y militares que participaban en el acto, y poco después se corta la transmisión oficial.
Desde que asumió el gobierno en el 2013 Maduro, quien se identifica como el heredero político del fallecido presidente Hugo Chávez, ha denunciado en varias oportunidades que ha enfrentado varios complot y acciones de sabotaje. Opositores han desestimado las denuncias y han asegurado que el gobernante las utiliza para desviar la atención de la crisis que golpea al país.