Varios misiles impactaron en el aeropuerto internacional de Bagdad, matando a varias personas, entre ellas al mayor general iraní Qassem Soleimani. Unas horas después, el Pentágono asumió la responsabilidad del ataque y comunicó que Soleimani era su objetivo.
Soleimani fue una figura clave en la dirección de las acciones militares de Irán en la región. Estaba al frente de los servicios de inteligencia iraníes y, gracias a sus numerosos méritos, gozaba de una gran popularidad entre los iraníes.
Varios expertos consideran que Soleimani fue la segunda persona más poderosa en Irán, tras el líder supremo, ayatolá Alí Hoseiní Jameneí y tenía hasta más influencia que el presidente Hasán Rohaní, recoge Guardian.
Además, en 2019 el general entró en la lista ‘Global Thinkers’ (‘Pensadores Globales’, en inglés) en la sección ‘Defensa y Seguridad’, elaborada por la revista Foreign Policy. «Qassem Soleimani ha dirigido los esfuerzos militares encubiertos de Irán durante dos décadas, pero su papel nunca fue mayor de lo que es hoy», escribió la revista que también recordó que Soleiman había participado «en todas partes donde Irán está activo, desde Yemen hasta Irak y Siria».
¿Quién era este hombre de tanta importancia para las Fuerzas Armadas iraníes?
Primeros años
Soleimani nació el 1957 en una aldea de montaña de la provincia de Kermán, en el este de Irán, entonces gobernado por el sah Mohammad Reza Pahlavi. Nacido en el seno de una familia pobre, a los 13 años abandonó la escuela y empezó a trabajar como albañil. Siendo todavía joven empezó a radicalizarse y a simpatizar con el ayatolá Jomeini.
Justo después de la Revolución Islámica de 1979 se alistó en los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), una organización militar cuyo objetivo es la protección del sistema político de Irán. Pronto fue designado comandante de la 41.ª División de los CGRI, con la cual participó en la Guerra Irán-Irak (1980-1988).
Jefe de las Fuerzas Quds
Cerca de una década después del conflicto, —entre septiembre de 1997 y marzo de 1998—, fue designado como jefe de las Fuerzas Quds, la unidad de élite del CGRI responsable de las operaciones especiales en el extranjero, cargo que ocupaba cuando fue asesinado este 2 de enero.
Según el analista estadounidense Ali Alfoneh, su nombramiento no fue accidental. Por una parte, a finales de los años 1990 Teherán vivió una escalada de tensión con el régimen de los talibanes de Afganistán y Soleimani fue considerado idóneo ya que había nacido en una aldea muy parecida desde el punto de vista de su cultura y geografía a las localidades afganas. Por otra parte, participó en las acciones militares durante la guerra civil en las regiones kurdas de Irán y en el conflicto bélico entre Irán y Irak (1980-1988).
«Soleimani ha sido más que nadie responsable de la creación de un arco de influencia, —que Irán llama su ‘Eje de Resistencia’—, que se extiende desde el golfo de Omán a través de Irak, Siria y el Líbano hasta las costas orientales del mar Mediterráneo», opina el exagente del FBI Ali Soufan en un texto del 2018.
En Irak y Siria
Según los analistas, Soleimani empezó a desarrollar la red de milicias chiitas armadas en Irak casi inmediatamente después de la invasión estadounidense en el país árabe en 2003. En 2008, escribió al entonces comandante de las fuerzas de ocupación en Irak, David Petraeus: «Estimado general Petraeus: debe tener en cuenta que yo, Qassem Soleimani, controlo la política de Irán para Irak, Siria, el Líbano, Gaza y Afganistán. Y, ciertamente, el embajador en Bagdad es miembro de la Fuerza Quds. La persona que lo reemplazará será un miembro de la Fuerza Quds».
Con el inicio de la guerra civil siria, en 2011, utilizó Hezbolá, además de algunos grupos chiitas iraquíes, para ayudar al Gobierno de Bashar al Assad. El surgimiento del Estado Islámico (EI), que en 2014 ocupó vastos territorios de Siria e Irak, los convirtió en una fuerza indispensable tanto para Damasco como para Bagdad. Así, las Fuerzas de Mobilización Popular (FMP) —coalición de cerca de 40 grupos armados, en su mayoría chiitas, cuyo jefe, Abu Mahdi al Muhandis, fue asesinado junto con Soleimani— desempeñaron un papel fundamental en la liberación de la ciudad iraquí de Tikrit. Las FMP participaron también en muchas otras operaciones de la coalición antiislamista, como por ejemplo en la toma de Mosul.
Mohammad Marandi, de la Universidad de Teherán, dijo a Al Jazeera que el papel que desempeñó Soleimani en la liquidación del EI lo convirtió en «un héroe nacional» tanto en Irán como en otros países de Oriente Medio.
Por su parte, el Ministerio de Defensa de Rusia afirmó que «los méritos personales» de Soleimani en la lucha contra el Estado Islámico en el territorio sirio son «indiscutibles». «El general Qassem Soleimani fue un dirigente militar cualificado, tenía una autoridad merecida e influencia significativa en toda la región de Oriente Próximo», reza un comunicado de la institución.
La destrucción del EI no supuso el fin de la influencia de las FMP, que en 2018 contaban con entre 100.000 y 150.000 combatientes. Así, en octubre de 2017 el primer ministro iraquí, Haider al Abadi, alabó a la organización como «la esperanza del país y de la región».
En 2018, en medio de tensiones entre Washington y Teherán, Soleimani se dirigió al presidente estadounidense, Donald Trump, y advirtió de que las fuerzas iraníes están cerca de él, incluso si el mandatario no lo nota.
«Le estoy diciendo: sepa que estamos cerca de usted en aquel lugar [donde] usted no piensa que estamos», declaró Soleimani en aquella ocasión. «Usted empezará una guerra pero nosotros la terminaremos», añadió.
En abril de 2019, el presidente de EE.UU., Donald Trump, incluyó a los CGRI en la lista de organizaciones terroristas. El 29 de diciembre de 2019 los estadounidenses atacaron con misiles las bases de Kataib Hezbolá (KH), la mayor de las formaciones que integran las FMP. La acción dejó un saldo de 25 muertos y fue el detonante del asalto a la Embajada estadounidense en la capital iraquí. En el contexto de tensión existente entre Washington y Teherán, Trump y el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, culparon a Irán de coordinar a los manifestantes.