A continuación la explicación íntegra del expresidente de la República, Leonel Fernández, sobre cómo se dio el supuesto fraude de las pasadas primarias abiertas del Partido de la Liberación Dominicana a nivel presidencial:
Según el informe de Participación Ciudadana, se observaron propuestas de compra generalizada de cédulas en el 30% de los recintos.
Pero además de compra masiva de cédulas, hubo un desconocimiento del proceso de votación de parte del 27% de los electores, equivalente a más de 600 mil votantes. Eso revela, de manera preocupante, la falta de capacitación de la ciudadanía acerca del nuevo mecanismo de votación.
Para el 4.5% de los votantes, es decir, para más de 100 mil personas, las pantallas de las máquinas de votación no permitieron la correcta selección de los candidatos. Eso, naturalmente, arroja serias dudas sobre la integridad y eficacia del sistema automatizado de votación.
Según el mismo informe de Participación Ciudadana, 4.8% de los comprobantes de votación no coincidían con los candidatos seleccionados por los votantes. Eso representó el equivalente a cerca de 110 mil electores.
Habría que preguntarse: ¿Por qué el funcionamiento de las pantallas de las maquinas de votación no permitieron la correcta selección de los candidatos? ¿Acaso alguien en la Junta Central Electoral se ha preocupado por investigar las causas de esa grave revelación?
Hasta donde conocemos, no ha habido información alguna por parte del órgano electoral de que se haya esclarecido tan sombría situación.
Pero, por otro lado, ¿por qué no coincidían los comprobantes de votación con los candidatos seleccionados por los votantes?. ¿Acaso no hubo ahí una manipulación en el sistema de votación?. Si fue así, ¿lo ha investigado la Junta Central Electoral? Si lo ha investigado, ¿por qué no lo informa? Y si no lo ha investigado, ¿por qué no lo ha hecho?
En todo caso, de las cifras previamente señaladas, estamos hablando del 36% de los votantes, o lo que es igual, a más de 800 mil electores.
La magnitud, gravedad e impacto de esa información publicada por Participación Ciudadana, es de tal grado, que por sí misma resulta suficiente para ocasionar la nulidad de las primarias electorales celebradas el pasado 6 de octubre.
Pero además, hubo ejemplos de mesas donde las horas de transmisión de resultados fueron distintas dependiendo de los candidatos; anomalías en flujo y comportamiento en transmisión de data a partir de las 4pm; y transmisiones manipuladas, de las cuales haremos referencia mas adelante.
Pero, a pesar de la dimensión de esas causas de nulidad, el hecho no termina ahí. Sólo el 52% de las mesas de votación cerró a la hora prevista, es decir, a las 4:00pm. En las restantes, se continuó votando hasta altas horas de la noche.
La Junta Central Electoral, sin embargo, de manera irregular, dio a conocer, al mismo tiempo, los resultados de las mesas que ya habían cerrado, situación que no ocurre en ningún lugar del mundo.
Pero hay un hecho que ha llamado poderosamente la atención de los analistas. Al concluir oficialmente el proceso de votación y cerrarse sólo una parte de las mesas, a las 4 de la tarde, e iniciarse la transmisión de resultados, los dos principales precandidatos presidenciales por el Partido de la Liberación Dominicana, mantuvieron una competencia bastante cerrada.
Una hora después, a las 5pm, con cerca de un millón de votos de los 1 millón 800 mil que fueron sufragados, nuestra candidatura tomó la ventaja, y la mantuvo durante hora y media, hasta las 6:30pm.
A esa hora, ya habían votado 1 millón 600 mil electores, equivalente al 90% de los votos computados. Faltaban, por consiguiente, sólo 200 mil electores por ejercer su derecho al sufragio.
En un informe elaborado por el Dr. Irfan Nooruddin, especialista en teoría de probabilidades y estadísticas electorales, de la prestigiosa Universidad de Georgetown, en Washington, DC, y autor del libro Elections In Hard Times (Elecciones en Tiempos Difíciles), se presenta un marcado contraste en las pasadas elecciones primarias abiertas del PLD, entre los resultados obtenidos hasta las 6:30pm, con el 90% de los votos computados; y lo acontecido con el restante 10% de los votos por computar.
Según el análisis del profesor Nooruddin es como si dos elecciones separadas habrían tenido lugar. Una competencia electoral cerrada con nuestra candidatura ganando con el 90% de los votos computados y una ventaja por parte de nuestro competidor en el último tramo del 10% de los votos.
De acuerdo con la investigación del profesor de la Universidad de Georgetown, esta fue una elección cerrada en la cual la mayoría de mesas electorales reflejaron un resultado cercano al 50% para cada uno de los candidatos.
Sin embargo, el estudio revela que el precandidato opositor recibió más del 65% de los votos de manera predominante en mesas electorales que cerraron después de las 6:30pm, dos horas y media después de haberse concluido oficialmente el proceso de votación.
Esas ventajas en esas mesas, que el analista califica como de dominantes, las cuales cerraron a las 6:30pm, fueron las que otorgaron el improbable cambio de tendencia que permitió el resultado final.
De igual manera, en el informe se hace la observación de que hubo una concentración geográfica en una serie de provincias del sur, donde los recintos electorales cerraron tarde.
Entre esas provincias se encuentran las de Pedernales, Independencia, San Juan, Bahoruco, Azua, Barahona y Elías Piña.
El informe en cuestión concluye indicando que el cambio brusco de tendencia operado fue inusual, levantando serias dudas sobre la posibilidad de que ese cambio de tendencia ocurriese de manera natural.
Desde el punto de vista científico, ese tipo de variación de tendencias, con el 90% de los votos computados, resulta altamente cuestionable.
Así lo considera, de igual manera, José Lois Malkún, quien fuera profesor de estadísticas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), en un artículo publicado en el periódico Hoy bajo el título de Fraude o Milagro.
Ese artículo empieza diciendo que “lo que pasó después de haberse computado el 85% de las mesas electorales fue un fraude o un milagro. Estadísticamente hablando y revisando procesos electorales en otros países, después de computar mas del 60% de las mesas, la tendencia del 40% restante prácticamente sigue siendo la misma y si lo cambia lo hace en menos de un 0.5% de los votos”.
El profesor Malkún, continúa diciendo: “¿pero qué resultados vimos faltando apenas el 15% de las mesas por computar? Que la tendencia cambió radicalmente a favor del candidato que perdía por 0.8%, y que terminó superando en la recta final con más del 1% al que estaba ganando. O sea, una variación de casi 2% en sólo un 15% de las mesas restantes.”
Finalmente, el profesor Malkún afirma: “estadísticamente hablando, los resultados de las últimas 1,110 mesas fueron muy diferentes a las primeras 6,268 mesas computadas y eso es difícil de aceptar científicamente”.
Si tanto los profesores especialistas en estadísticas, Irfan Nooruddin y José Lois Malkún coinciden en que lo ocurrido no es posible desde una perspectiva científica, ¿cómo poder explicar lo sucedido?
Para poner en contexto la naturaleza de este absurdo, debemos partir de la premisa que este fue un proceso que de acuerdo con las disposiciones de la Junta Central Electoral, debió de haber tenido lugar entre las 8 de la mañana y las 4 de tarde, para un periodo total de 8 horas de votación, lo cual equivale a 480 minutos.
En consecuencia, para que una mesa de votación generase 480 votos, debió producirse el escenario en el cual dicha mesa se mantuviese, de manera permanente y sin pausa alguna, emitiendo un voto por cada minuto durante las 8 horas completas del proceso electoral.
¿Es eso humanamente posible?
Creemos que no. Pero esa situación, de todas maneras, se presentó en 175 mesas, en las cuales se produjeron 99 mil 353 votos. De esa cantidad, 56 mil 554, que representan un 56.92%, fueron a favor de nuestro contrincante; y sólo 40 mil 267 votos, equivalentes a un 40.52%, a favor de nuestra precandidatura.
A pesar, insisto, de la imposibilidad humana de lo que estamos hablando, eso, incluso, resultó hasta poco, pues hubo casos extremos, en que se presentaron por lo menos 20 mesas de votación, en lugares distantes de la región sur, en las que se emitieron hasta 835 votos.
Es el caso, por ejemplo, de la mesa 6142, en Jaquimeyes, Barahona, con 835 votos, para lo cual se requeriría de 13 horas y 55 minutos de votación continua, sin descanso alguno, partiendo de la idea de que cada ciudadano no podría excederse más de un minuto en realizar todos los pasos del proceso de votación.
De haber sido así, habría que considerar que sin experiencia previa de votación automatizada, Jaquimeyes se convirtió en un caso único, singular, de eficiencia sobrehumana en la realización del certamen electoral.
Pero igual puede decirse de la mesa 5590 en Bohechío, provincia San Juan, con 800 votos, que habría necesitado 13 horas y 20 minutos de votación continua, sin tregua alguna; de la mesa 5825, en el Peñón, Barahona, con 798 votos; en la 5006, en Jimaní, con 790 votos; la 5638, en Mella, Independencia, con 741 votos; las números 1587, 1590 y 1591, todas en Padre las Casas, Azua, con 695, 631 y 715 votos, respectivamente.
Llama la atención de que a pesar de que el promedio de votación a nivel nacional sólo alcanzó el 25%, en estas regiones del sur, de manera extraña y sospechosa, se colocó por encima del 70%.
A esto habría que añadir que la mayor parte de esa votación se produjo desde las 6:30pm hasta cerca de las 2 de la madrugada del día siguiente, cuando el proceso de votación se había cerrado desde las 4pm.
¿Cómo es posible que un proceso electoral que debió durar 8 horas, presente este absurdo? Resulta razonable inferir que al momento del cierre de la votación se permitiera votar a los ciudadanos que se encontraban en fila.
Sin embargo, no resulta comprensible que todavía a las 7 de la noche, tres horas después de concluidas las votaciones, hubiese más de 700 mesas abiertas, la gran mayoría de ellas ubicadas en zonas remotas de la región sur del país.
Más aún, ¿cómo puede explicarse que al momento del cierre de votación en esas mesas estuviesen en fila entre 320 a 640 personas?
¿Cómo resulta posible que todas esas personas que estaban en fila votaran todas en un tiempo exacto de un minuto; y que hicieran esto de forma ininterrumpida durante tres a ocho horas consecutivas?
Igualmente resulta fuera de toda comprensión, que pasada la medianoche, es decir, ocho horas después del cierre, todavía hubiesen mesas electorales abiertas registrando de manera irracional y absurda porcentajes de votación por encima del 90 y 95%, a favor del precandidato del gobierno.
De las 127 mesas con 500 o más votos, el precandidato del gobierno aparece con mayoría en el 70% de las mismas. Sin embargo, en las restantes 7,200 mesas con menos de 500 votos sólo pudo obtener mayoría en el 45% de las mismas.
Siguiendo las tesis de los profesores Nooruddin y Malkún, ese comportamiento electoral no sigue ningún patrón estadístico; y por consiguiente, una muestra de que la mayoría de las mesas con mas de 500 votos fueron manipuladas.
Hasta la fecha, nuestro equipo técnico ha detectado la manipulación de 671 mesas, las cuales representan 707 mil 390 electores.
Todos esos son datos adicionales a los de Participación Ciudadana, para que la Junta Central Electoral hubiese declarado la nulidad, a nivel presidencial, del pasado certamen de primarias abiertas del Partido de la Liberación Dominicana.